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Obediencia en momentos difíciles

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"Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice" (Jonás 2:9).

La historia de Jonás es una de desobediencia, lucha interna y, finalmente, redención. Aunque Jonás era un profeta, en un momento de su vida desobedeció a Dios y huyó de su llamado. Profundicemos en la experiencia de Jonás y cómo, a pesar de enfrentar momentos difíciles en su vida, finalmente obedeció a Dios.

Jonás era un profeta que recibió un llamado importante de Dios: debía ir a Nínive y advertir a la ciudad sobre su pecado. Sin embargo, Jonás desobedeció y huyó en dirección opuesta. Durante su huida, enfrentó una tormenta en el mar y fue arrojado al agua, donde un gran pez se lo tragó. En las profundidades del mar, Jonás oró a Dios y se arrepintió de su desobediencia. Tres días después, el pez lo vomitó en tierra firme.

Jonás finalmente obedeció a Dios y fue a Nínive. Él predicó, y la ciudad se arrepintió de sus pecados. A través de esta historia, aprendemos sobre la importancia de la obediencia, el arrepentimiento y la gracia de Dios.

La historia de Jonás nos recuerda que la obediencia a Dios es esencial, incluso en los momentos más desafiantes. Cuando estés ante una decisión complicada, recuerda obedecer a Dios es el camino correcto, aunque parezca difícil. El arrepentimiento y la gracia de Dios siempre están disponibles cuando nos equivocamos, pero podemos aprender de Jonás que es mejor obedecer desde el principio. La obediencia nos lleva a vivir vidas que reflejan el amor y la voluntad de Dios.

Aprendamos de la experiencia de Jonás que el arrepentimiento y la gracia de Dios están disponibles cuando nos equivocamos. Pero por sobre todo, ojalá que nuestra obediencia a Dios sea una característica central en nuestra vida.

Oración: Quiero experimentar tu gracia y perdón, Señor. Y mejor aún, ayúdame a responder a tus llamados con obediencia.

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