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Isaac

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"Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que hice a tu padre Abraham" (Génesis 26:3).

La vida de Isaac es como esa serie donde el protagonista principal, el hijo de un legendario, tiene que decidir si seguir los pasos de su padre o hacer su propio camino. Imagina que tienes todo para ser un influencer [influyente a favor] de la fe y te encuentras en una situación de sequía total. Entonces, Dios te dice que te quedes en el lugar menos esperado, en vez de irte a buscar mejores horizontes como lo hizo tu padre.

Isaac, el chico en cuestión, podría haber pensado: "¿En serio, Dios? ¿Aquí donde ni siquiera hay conexión a Internet?" Pero decidió seguir el consejo divino y se quedó en Gerar, un lugar que no prometía mucho. Y ahí es donde todo cambia: contra todo pronóstico, Isaac prosperó, como si hubiera descubierto el truco para multiplicar sus seguidores por cien.

Pero no todo fue un camino de rosas; los locales, los filisteos, le tenían envidia y le cerraron los pozos (literalmente). Isaac podría haberse rendido, pero no, siguió cavando hasta que encontró agua. Y entonces, como si fuera una verificación en redes, Dios le dijo que todas esas promesas de grandeza que le había hecho a su 1 padre también eran para él.

Isaac es un recordatorio de que, aunque todo parezca incierto y sea difícil tomar las decisiones correctas, si le hacemos caso a Dios y confiamos en lo que nos dice, las cosas pueden salir súper bien. Es fácil seguir la corriente y hacer lo que todo el mundo hace, pero si seguimos el ejemplo de Isaac y confiamos en Dios, podemos esperar que nos vaya de lujo, incluso cuando la situación parezca desastrosa.

La vida de Isaac nos enseña a no rendirnos cuando nos encontramos con obstáculos. La obediencia y la fe son las claves para desbloquear ese nivel de gracia y favor en la vida. Así que, seamos como Isaac, hagámosle caso a Dios y mantengamos la fe, porque cuando lo hacemos, las promesas se cumplen y tenemos la victoria asegurada.

Oración: Querido Dios, ayúdame a confiar en tus promesas y a vivir de acuerdo con tu voluntad en mi vida cotidiana. Amén.

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