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Imagina que tienes un teléfono celular viejo, uno que ya no soporta las nuevas actualizaciones. Intentas instalar la última versión de tu juego favorito, pero simplemente no funciona. La aplicación requiere un sistema más nuevo, uno que pueda manejar todas las nuevas características. ¿Qué haces?
Claro, es hora de una actualización general. La vida es como tu teléfono: a veces necesitas reiniciar y actualizar para que todo funcione mejor. Jesús lo entendió y lo puso en términos de vino y odres. ¿Cuál es el punto? No puedes vivir la vida cristiana con una mentalidad anticuada.
Así como no puedes parchar tu ropa deportiva rasgada con un retazo de traje de gala, tu vida espiritual no puede crecer si sigues aferrado a las viejas costumbres. Dios se especializa en hacer todo nuevo, incluyéndote a ti.
Para que la transformación espiritual se ejecute sin errores, necesitas un corazón y una mente nuevos y listos para la actualización. Deja que Dios haga el trabajo, dándole la flexibilidad y el espacio para que su Espíritu se mueva.
El vino nuevo en odres nuevos es como tener una batería que dura todo el día. Cuando dejas que Dios te renueve, no solo "sobrevives": aprendes, creces y te desarrollas en tu caminar con Cristo.
Piensa en lo que necesitas dejar atrás para que Dios te dé ese nuevo comienzo. ¿Qué aplicaciones (hábitos, amistades, actitudes) necesitas desinstalar para hacer espacio a lo nuevo?
Oración: Señor, dame ese corazón y mente 2.0 para que pueda recibir todo que tienes para mí. Ayúdame a dejar atrás mi sistema operativo viejo y a abrazar el nuevo. Quiero ser como esos odres nuevos, listo para lo que tú quieras verter en mi vida.