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¿Alguna vez has sido el último en ser elegido para un juego o para participar de algún deporte? ¡Yo sí... y recordarlo es escalofriante! Siempre era la última, la que sobraba para armar los equipos de fútbol, y eso me ponía triste. Pero también recuerdo a una niña, la líder de uno de los equipos, que me invitó para jugar con ella en el recreo. Es más: ella, que era una deportista, dijo que me enseñaría un poco de fútbol. Durante algunos días practicamos y, en la siguiente clase de Educación Física, al momento de formar los equipos, ella me eligió primero. No le importaron las risas de las otras niñas, y a mí tampoco me importaron.
Aquel día no fui la mejor en el campo, ni me transformé en profesional del fútbol, pero entendí cómo puede nacer una amistad de situaciones no tan agradables.
Muchas personas dicen que no tienen muchos amigos, y a veces tardamos toda una vida en comprender que, antes de querer amigos, necesitamos ser amigos: desarrollar la amabilidad y la bondad en la práctica para acercarnos a las personas, cuidarlas como si fueran de nuestra familia. Si conoces a algún compañero que ha sido dejado «de lado», o si tú mismo te sientes así, sé valiente en dar el primer paso para una amistad. Dios puede ayudarte. Él es capaz de quitar todo el miedo de nuestro corazón.
Mi oración: Señor, ayúdame a ser el amigo que cada niño quisiera tener.
Amistad: Demostrar cariño verdadero por otra persona; cuidarla cuando está triste; ser leal y orar por ella. No dejar al compañero solo a la hora del recreo.