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El autobús estaba súper lleno. Había gente parada, tratando de mantener el equilibrio como podía. a las seis mañana, la mayoría de las personas no suele estar animada, y menos todavía cuando está dentro de un autobús en esas condiciones. Pero fue allí, en la rutina común de trabajadores y estudiantes, cuando sucedió algo realmente increíble.
Él estaba recostado en uno de esos pilares del autobús que usamos para sostenernos (¡y no caernos!). Tenía un libro en su mano, apoyaba de manera desarreglada la mochila en su espalda, y sonreía. Sí, sonreía con gusto, y de repente ¡soltó una deliciosa carcajada! De tan concentrado que estaba en el libro, ni siquiera se dio cuenta de que estaba en un autobús lleno: simplemente soltó esa carcajada. Enseguida la niña al lado también comenzó a reírse, y la otra, y ese niño en el regazo de su mamá. ¡Todos se estaban riendo! Reían de lo relajado que estaba, ¡y ahora no podían parar de reír!
Yo sé que hay días en los que no estás para carcajadas. Lo que quiero que recuerdes es que siempre podemos tener esperanza, porque siempre hay motivos para alegrarse, para mantener el buen humor.
Jesús motivaba a sus amigos y a todos los que estaban cerca de él a alegrarse, incluso en los días más complicados. Por eso, sonríe ¡aunque estés a las seis de la mañana en un colectivo lleno!
Mi oración: Papá que estás en los cielos, que pueda ser más alegre cada mañana.
Buen humor: Sonreírle a la vida; reír a carcajadas con tu mejor amigo; tener esperanza en el corazón.