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Gratitud por la vida

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«Que el Señor te bendiga y te proteja». Números 6:24.

Seguramente alguna vez has estado enfermo, ¿verdad? Ayer, Gabriel (mi hijo mayor), que estaba muy agripado y por eso no fue a la escuela, hizo una lista de los lugares a los que irá y las actividades que hará cuando se sane. Lo primero en la lista de este niño soñador de nueve años es ir a la placita que está cerca de casa.

Mientras bebo mi té, observo cómo aparece el sol en el horizonte, y leo la lista completa. En la calle, una ambulancia hace sonar la sirena. La anciana de aquel edificio amarillo deja de tejer para observar por la ventana. Mira hacia afuera, desde la baranda, y nuestras miradas se saludan.

Es muy feo estar enfermos, pero agradecemos a Dios por la vida. Niños y adultos, jóvenes y ancianos, todos debemos estar agradecidos por la salud, por la familia, por los tecitos. La vida es una bendición y debemos estar agradecidos por el amor de Jesús: ¡Gracias, Dios!

¿Y si hoy piensas en alguna de las bendiciones que Jesús le dio a tu familia y la anotas para guardarla en el frasco de la gratitud?

Mi oración: Papá que estás en los cielos, gracias por las bendiciones que tengo en mi vida, en especial por la salud y por mi familia.

Bendición: Dádiva, regalo; el abrazo de Dios agradeciendo porque tiene hijos amados.

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