|
Jesús contó la historia de un hombre que estaba solo y lastimado en un camino hacia Jericó. Le habían robado y los hombres malos huyeron y lo dejaron allí, solo.
¿Puedes creer que otras personas vieron a ese hombre en esa situación y no lo ayudaron? Qué triste, ¿verdad? Entonces, un samaritano, un hombre que era de otro pueblo, se detuvo y ayudó a ese señor. ¡Curó sus heridas, le puso un remedio, ¡e incluso pagó el tratamiento completo que necesitaba! A ese hombre de corazón misericordioso se lo conoce como «el buen samaritano».
Esta historia nos enseña a ayudar al prójimo. «¿Y quién es mi prójimo?». Esa fue la pregunta que un estudioso de la ley le hizo a Jesús. Para responderle, Jesús contó la historia del buen samaritano.
Necesitamos mirar a los «prójimos» que no siempre son nuestros amigos o nuestra familia. Es importante orar y cuidar a las personas que necesitan de ayuda, no importa quiénes sean.
Mi oración: Señor, hoy oro por las personas que te necesitan a ti. Ayúdame a ser más amable y bondadoso.
¿Qué podrías hacer hoy para ayudar a alguien que esté cerca de ti? Pídele ayuda a tus padres, y háganlo juntos.
Querencia: Querer el bien de las personas; sentimiento de amistad, amor y bondad; amar.