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Un dulce precioso

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«Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo». Juan 16:33.

Escuché recientemente la historia de Francine Christophe. Ella vivió en una época terrible y triste de la historia de este mundo: la Segunda Guerra Mundial. Varios países peleaban entre sí y algunos pueblos fueron perseguidos, entre ellos el pueblo judío. Francine solo tenía ocho años, pero la enviaron con su mamá a un lugar donde no pudieron llevar sus juguetes o su ropa. Su mamá cargó en una bolsa algunas cosas simples y también un pedazo de chocolate.

-Este chocolate será para cuando estés desanimada, triste o necesites recordar la dulzura de la vida -le explicó la mamá.

Los días eran de trabajo, incluso para los niños, y tenían una vida muy difícil. Un día, una mujer embarazada estaba por tener a su bebé y sus dolores eran muy fuertes. Esa mujer también estaba triste. Entonces la mamá le preguntó a Francine cómo estaba.

-Estoy bien, mamá.

Ante esa respuesta, y con una sonrisa, la mamá tuvo la idea de que le regalaran a la embarazada el chocolate, algo realmente precioso en el lugar donde estaban. La respuesta de Francine fue generosa. Se puso feliz de poder ayudar y ver cómo ese gesto amable trajo un poco de alegría a esa joven mamá.

Incluso en los horrores de la guerra, Francine comprendió que podía ayudar a alguien.

Mi oración: Mi Dios, te agradezco porque, aunque el mundo esté en guerra, hay amor y esperanza.

Piensa en una persona que necesita más amor y dulzura en la vida. Durante la semana, ora por ella.

Guerra: Conflicto entre pueblos, que trae dolor y tristeza; puede haber armas, muerte y sufrimiento.

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