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Una ley grabada en el corazón

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«Cuando Moisés descendió del monte Sinaí con las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto, no se daba cuenta de que su rostro resplandecía porque había hablado con el Señor». Éxodo 34:29.

Moisés descendió del monte Sinaí muy feliz y agradecido por lo que había vivido. Tuvo la oportunidad de estar bien cerca de Dios y fue la primera persona en conocer la ley de Dios, los Diez Mandamientos.

El líder de Israel seguramente descendió el monte con prisa, porque deseaba compartir con el pueblo la Ley y todo lo que había aprendido. Pero observó una situación extraña: ¡el pueblo estaba adorando un becerro de oro! Estaban cantando y orando a un ídolo. El corazón de Moisés, antes alegre, se puso muy triste. El primer mandamiento dice que solo hay un Dios verdadero, el Creador, capaz de dar esperanza de vida eterna. El pueblo había desobedecido la ley de Dios.

Es importante seguir la ley de Dios para ser felices. En ella, se nos enseña cómo debemos relacionarnos con las personas. No debemos matar, robar, mentir ni engañar, por ejemplo. También encontramos esas reglas en normas de gobiernos y naciones, y sirven para garantizar más seguridad y paz entre las personas.

A partir de hoy, cuando leas los Diez Mandamientos, recuerda la ley de Dios, es una expresión de su amor por nosotros.

Mi oración: Señor, ayúdame a guardar tu ley con todo mi corazón.

Con la ayuda de tu familia, reproduce las dos tablas de la ley en una hoja de papel. Recuerda cuáles son los Diez Mandamientos. Pueden dejar las dos hojas expuestas en un lugar visible de la casa.

Ley: Regla establecida por las autoridades de un pueblo para que las personas vivan en paz y orden.

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