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Jesús, nuestro modelo

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«Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo». 1 Corintios 11:1.

 

Paulo era un buen amigo. Él escribió cartas con consejos para personas de las iglesias de su época; palabras llenas de amistad y fe. y Los líderes, los jóvenes, los niños, mucha gente de diversas ciudades admiraban a Pablo. Desde que se había convertido en un seguidor de Cristo, él era un modelo a imitar: un hombre que animaba a los demás, compartía esperanza y enseñaba sobre Jesús.

El versículo que leíste al comienzo es de una de sus cartas. Pablo actuaba así porque buscaba ser imitador de Jesús. ¿Y cómo trababa Jesús a las personas? Él se acercaba a ellas, curaba, motivaba... Todos querían estar cerca de él porque era amable y estaba lleno de gracia.

La presencia de Jesús siempre se notaba, porque su amor y su fe hacían felices a las personas.

Jesús debe ser nuestro modelo de vida. Cuando era niño, él llamaba la atención de todos en su comunidad. Él crecía no solo en tamaño, sino también en sabiduría y gentileza, en generosidad y en valores. ¿Cómo estás creciendo tú, pequeño imitador de Cristo?

Conversa con tu familia sobre qué cualidades de Jesús necesitamos imitar para amar más a otras personas. ¿Qué te parece hacer una lista y fijarla en un lugar bien visible de la casa?

Modelo: Alguien o algo que merece ser imitado porque tiene cualidades de valor.

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