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En la ciudad de Palmeiras de Goiás, en la cima de una colina, cerca de un lago, vive una señora de cabello gris. Ella es bondadosa y recibe a los visitantes con pan de queso caliente y té de menta cosechado de su huerta.
Un grupo de la iglesia fue a visitarla una tarde y ella rápidamente preparó una jarra de jugo.
-Yo quería trabajar más para Jesús -explicó ella al pastor y a los demás hermanos de la iglesia.
Allí había personas que cantaban, otros que daban estudios bíblicos, otros atendían las clases infantiles en la iglesia... en fin, el grupo estaba repleto de personas talentosas y determinadas.
La anciana continuó con la voz cada vez más apagada:
-Pero tengo dolores en las piernas, ya estoy más anciana... No sé cómo podría ayudar más.
Nunca me olvidaré de esa tarde, cuando todo el grupo abrazó a la señora que amaba la obra de Jesús, que sentía tanto amor por las personas y que quería ayudar aún más.
Ella habría las puertas de su casa para los cultos del miércoles de noche. Ella cantaba las alabanzas. Pero lo que me dejaba más feliz era cómo nos recibía en su casa. Esta señora nos enseñaba con su vida. Sentíamos la paz de Cristo en su hogar.
Mi oración: Querido Padre que estás en el cielo, quiero trabajar en tu obra.
Conversa con tu familia sobre lo que puedes hacer para mostrar la paz de Cristo a las personas que conoces.
Obrera: Mujer sabia, que se dedica a hablar de Jesús a las personas no solo con palabras, sino también con acciones y con su cariño.