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Idas y vueltas

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«Ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios». Efesios 2:19.

¿Te has sentido como un forastero en algún lugar? Tengo una amiga que vive en Quebec, en Canadá. Ella me contó que se siente extraña con algunas de las costumbres del lugar, pues ella es brasileña. Aunque ya hace varios años que vive fuera del Brasil, su origen hace que tenga ciertos hábitos, que le gusten algunas comidas en especial, y cosas así.

Mi madre, mi abuela y mi bisabuela nacieron en el nordeste del Brasil, pero luego mi familia se mudó al sur del país. Las personas siempre nos preguntaban de dónde éramos, porque nuestra manera de hablar nos delataba que no éramos nativos de Curitiba. Una vez que nos adaptamos al lugar, nos mudamos nuevamente: ahora al estado de Goiás. Por algunos años fui la «niña que viene del sur».

Todavía me resulta muy difícil explicar de dónde soy porque nos mudamos con frecuencia. Pero tenemos una certeza: nuestro origen es, en verdad, único. Somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Somos criaturas nacidas para vivir un día en el cielo.

Cuán bueno es saber que sin importar de qué parte del mundo seamos, somos amados y valorados por nuestro Creador.

Mi oración: Señor, te agradezco por habernos creado a tu imagen. Gracias por amar a la humanidad.

Origen: Donde todo comienza; un punto de partida, como el lugar de nacimiento o el vientre de mamá.

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