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Olas las enormes rompían contra la barca y el viento mecía a los amigos de Jesús de un lado a otro. ¡Qué confusión! ¡Qué miedo!
Seguramente los gritos de las personas eran fuerte y, mezclados con el terrible estruendo del viento y de las olas, generaban aún más miedo a todos los que estaban en la barca. Bueno, a todos no.
El agua comenzó a entrar en el barco. ¡Eso es aterrador, porque el barco se puede llegar a hundir! Pero Jesús dormía tranquilo. Era el único que no sentía miedo.
Los discípulos estaban desesperados y despertaron a Jesús a los gritos, pidiéndole ayuda.
Entonces pasó algo lindo. Jesús observó las olas y el viento, y dijo con voz suave: «Cálmense, cálmense». ¡Me imagino la cara de los discípulos! Seguramente quedaron espantados.
¿Por qué sentimos pavor cuando las cosas se ponen difíciles? Jesús calmó la tempestad. Él puede traer calma a tu familia, y a ti también en momentos difíciles. Él te dice con voz suave: «Cálmate, cálmate». Él siempre está cerca y nos puede ayudar.
Mi oración: Por favor, Señor, que haya calma en mi vida y en mi hogar.
Pavor: Un susto muy grande que hasta puede generar desesperación y gritos; que sienten algunas personas cuando ven uno araña.