Un regalo llamado discernimiento

Hace unos días, leímos sobre algunas personas que no abren las puertas de sus casas a Jesús, aunque él quiere entrar para darles esperanza. ¿Lo recuerdas? Esto ocurre porque las personas pueden decidir abrir su corazón a Jesús o no. Cada persona piensa antes de actuar, como dice el versículo de hoy. Y deberían elegir lo mejor para su bien y para el bien de otros. A eso se le llama «decidir». ¿Qué te parece si hacemos un ejemplo de tomar decisiones?

Tenemos dos mudas de ropa distintas y dos juguetes. Pondremos todo junto. Ahora te voy a pedir que elijas una muda y un juguete, solo uno de cada. Ponemos a la derecha lo que vamos a elegir (ayude a identificar la derecha). ¡Excelente! Ponemos a la izquierda lo que no vamos a elegir.

Fue fácil, pero muchas veces debemos elegir entre el bien y el mal, lo cual es más difícil. Por ejemplo, ¿recuerdas a Eva, la esposa de Adán, cuando hablamos de la primera familia? Eva podía comer frutos de todos los árboles que había a su alrededor, pero no debía comer ni tocar el fruto del árbol del cual Dios había dicho que no debían comer ni tocar. ¿Sabes qué decidió Eva? Lamentablemente, Eva decidió desobedecer a Dios. Eva no tuvo sensatez.

¿Sabes? Dios pone un regalo en tu corazón llamado discernimiento y te ayuda a elegir siempre lo que a Dios agrada y que te hace bien. Ahora pensemos en algo que Dios no quiere que hagas, y por qué.

Tu regalo especial

Palabra clave Sensatez. Es elegir el bien y no elegir el mal.

Materiales: Dos mudas de ropa y dos juguetes.

Oración: Querido Jesús, gracias por el discernimiento. Amén