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Riquezas en el cielo

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«¡Bendito seas, mi Dios! ¡Enséñame a obedecer tus mandatos!». Salmo 119: 12

La ley de Dios es para todos. Los Diez Mandamientos no son exclusivos para personas con cierto título, de un país concreto o de un idioma determinado.

Esto me recuerda la historia bíblica de un joven que era muy rico y que fue a encontrarse con Jesús para que le dijera qué debía hacer para ser salvo. Jesús le dijo que obedeciera los mandamientos de Dios.

Dios espera que obedezcas los mandamientos porque lo amas, así como él dejó los mandamientos porque nos ama. El joven rico dijo que desde niño era obediente a los mandamientos, pero Jesús lo puso a prueba. Le dijo que vendiera todas sus cosas y diera el dinero a los pobres. El joven se puso triste porque amaba mucho sus riquezas. Las amaba más que a Dios. Y se fue triste a su casa.

¡Qué triste final tiene esta historia! Pero hay una enseñanza importante: Jesús dijo que no ames las cosas más que a Dios o a las personas. Por eso es importante que:

- aprendas a compartir los alimentos;                                  - junto a tu familia prepares donaciones para ayudar a otros; - lleves ofrendas a la iglesia; y                                            - agradezcas a Dios porque es quien te da todo lo que tienes.

Tu regalo especial

Palabra clave Exclusivo. Es la palabra para decir que no es para todos. 

Actividad: Elegir una de la lista.

Oración: Querido Dios, ayúdame a amarte y a amar a mi prójimo. Amén.

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