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Soltar las riendas

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“Luego Jesús les dijo a sus discípulos: 'Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga'” (Mat. 16:24, TLA).

Cuando era niña, leí El pecoso y los comanches, una historia ficticia del lejano Oeste. Thad, el protagonista, vivía con sus padres en Texas, en la frontera de la "civilización". Cuando los comanches capturaron a Thad, el intentó escapar en su caballo. Como el caballo conocía el camino de regreso a casa, Thad soltó las riendas. Sin embargo, en un momento, Thad creyó que estaban yendo por el camino incorrecto y decidió guiar al caballo por otro sendero. Lamentablemente, esta decisión hizo que ambos se perdieran.

Es fácil confiar en Dios cuando las cosas van bien y según nuestros planes. Sin embargo, cuando el miedo y la incertidumbre nos rodean, queremos tomar las riendas y escoger otro camino. No saber lo que vendrá nos provoca tal frustración que muchas veces preferimos tomar una mala decisión, en lugar de esperar y someternos al proceso. “En lugar de luchar contra la incertidumbre, ama en la incertidumbre", escribe Paul Miller en A Loving Life [Una vida amorosa]. “La fe crece en la tierra fértil de la ambigüedad. [...] No inviertas tu energía en ordenar lo que no puedes controlar, simplemente, ama en el desorden”.

Para amar en el desorden hay que cederle el control a Dios, y esta es una disciplina diaria. A veces pienso que cuando esta o aquella persona deje de decir tonterías, entonces vamos a llevarnos mejor. Pero Dios me llama a amarla en el desorden de no poder controlar lo que sale de su boca. A veces creo que cuando mi situación económica sea más estable, podré dejar de preocuparme y ser más generosa. Sin embargo, Dios me llama a confiar en él y a administrar fielmente lo que tengo hoy, en la incertidumbre del presente.

Creemos que tener más control y más información nos traerá paz y tranquilidad. Sin embargo, la paz es el resultado de someterse a Dios. Todo aquello que no rendimos, nos llena de ansiedad. En Surrender [Rendición], Nancy Leigh DeMoss escribe: "No puede haber paz con Dios, ni paz en nuestros corazones, a menos que nos rindamos completamente. Negarse a rendirse simplemente agrava las pérdidas, postergar el rendirse solo prolonga el conflicto”. Hoy Dios nos llama a soltar las riendas, a amar en la incertidumbre y a confiar en que él ya preparó un camino.

Señor, gracias porque tú quieres estar al mando de mi vida para llenarme de paz. Hoy te cedo el control. En los momentos de incertidumbre y desorden, dame tu coraje para amar.

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