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Conducidos exclusivamente por Dios

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No practiquen la adivinación ni pretendan predecir el futuro (Levítico 19:26, DHH).

A PARTIR DE ESTE MES veremos los ejemplos de vida y las enseñanzas de los líderes que tuvieron los israelitas durante el período abarcado por el Antiguo Testamento.

La enseñanza del día de hoy la quiero ilustrar con la experiencia que vivimos cuando mi hermana Lidia junto a su familia estaba de visita en mi hogar. Luego del almuerzo y de una larga sobremesa, su esposo preguntó: «¿No hay algún lugar bonito, para salir a pasear?» Con mi esposa nos miramos, mencionamos algunos lugares y finalmente todos nos pusimos en marcha hacia un parque que distaba a algunos kilómetros de donde vivíamos.

Al llegar, estacionamos nuestros vehículos y comenzamos a recorrer ese bello parque. Mientras caminábamos, una cantidad de vendedores ofrecían todo tipo de artesanías, pero lo que más llamó la atención de mis familiares fue que había más de 20 puestos de adivinación y clarividencia a lo largo del parque. Hombres y mujeres, con cartas del tarot, cartas astrales o lectura de las manos ofrecían sus servicios a los peatones.

Dios expresó su voluntad a través de Moisés repudiando todo lo que tuviera que ver con la magia, la adivinación y las predicciones. Los egipcios y los cananeos mezclaban sus ritos religiosos con el ocultismo, pero Aquel que les había dado libertad a los israelitas deseaba protegerlos contra las influencias del mal.

«¿Por qué Dios aborrece la adivinación? Dios aborrece la adivinación porque esta conduce a la gente a buscar inteligencia satánica para ser guiados en sus vidas, en vez de buscar a Dios y su Palabra. No podemos mezclar la dirección del Espíritu Santo con la del diablo sin que nos cause problemas. Millones de personas están haciendo eso, al consultar sus horóscopos en lugar de la Palabra de Dios para ser guiados diariamente» (Jerry y Carol Robeson, Satanás es su nombre, ¿Cuáles son sus tretas?, p. 39).

Aunque vivamos en una sociedad que le perdió el respeto a Dios y a su Palabra, nosotros, como hijos de Dios, no podemos consentir que este tipo de actividades se introduzcan en nuestra vida. Un seguidor de Cristo jamás debería incursionar en terrenos de propiedad diabólica. Ni en juego, ni por curiosidad y ni siquiera para «probar». En esta guerra espiritual que estamos inmersos, el gran engañador pondrá muchas trampas a nuestro alrededor, porque su propósito es robar, matar y destruir a los hijos de Dios (Juan 10:10).

Al comenzar este día de trabajo, hazlo con la seguridad que eres conducido exclusivamente por Dios.

Ejemplos y enseñanzas de grandes líderes.

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