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¿Enanos o gigantes?

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Así que no se rebelen contra el Señor, ni tengan miedo de la gente de esa tierra. ¡Nosotros nos los comeremos como si fueran pan! No les tengan miedo, que el dios que los protege se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Señor (Números 14:9).

DESPUÉS DE HABER RECONOCIDO LA TIERRA que Dios les estaba por entregar, el informe de los espías se dividió. Los primeros diez dieron un informe pesimista, exagerado y falto de fe. Si bien los cananeos eran gigantes y sus ciudades amuralladas, no había tal cosa como que la tierra «tragara» a sus moradores ni que los judíos parecieran «langostas» por su estatura (Núm. 13:32-33).

Caleb y Josué, a diferencia de los otros espías, recordaron el poder de Dios manifestado en Egipto y dieron un informe que debería haber animado a los israelitas a tomar posesión de la tierra prometida. Su confianza no estaba depositada en el ejército ni en las armas de Israel, sino que creían absolutamente en el Señor.

Quienes no confían en Dios son propensos a escuchar y dejarse llevar por los malos informes; así fue como los israelitas le creyeron a los diez espías y acariciaron la idea de apedrear a Caleb y a Josué. En ese momento, Dios intervino para salvarlos.

Lo que parecía una corta travesía se transformó en una cruel rutina para toda una generación. Cuarenta años debieron vivir en el desierto por su falta de fe. Sin árboles, sin casas ni praderas, solo arena y un sol abrazador.

Reinhard Bonnke es un evangelista que ha logrado reunir más de un millón de personas para anunciarles el mensaje de salvación. En uno de sus libros hace un comentario preciso sobre los israelitas: «Nunca manifieste una mentalidad de enano. Dios permitió que el pueblo de Israel vagara por el desierto hasta morir, por su falta de fe. El hombre es tal cual cree en su corazón (Proverbios 23:7). y si pensamos con mentalidad de enanos, entonces lo seremos. Los únicos que son enanos a los ojos de Dios, son los hombres de poca fe, pero Dios no quiere un pueblo de enanos, en Él podemos ser gigantes» (Evangelismo con fuego, p. 217).

Si te hubiera tocado formar parte de los israelitas, ¿qué mensaje hubieras creído? El Padre celestial hoy nos invita a que seamos gigantes en la fe. El Dios que abrió el Mar Rojo, que envió el maná por cuarenta años, que abrigó al pueblo con la columna de fuego en la noche y los protegió con la nube durante el día, es el mismo que nosotros adoramos. No nos permitamos dudar de su amor. Seamos gigantes en la fe.

Ejemplos y enseñanzas de grandes líderes.

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