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LOS QUE AMAMOS A JESÚS, corremos el riesgo de copiar el cristianismo de otros y así dejar de ser auténticos en la forma de seguir al Señor. Este error lo vivieron los israelitas. Cansados de tener a Dios como su Juez y su Rey, le pidieron a Samuel que les designara un rey para que los gobernara. Este pedido fue desagradable a los oídos de Samuel, porque demostraba que el pueblo estaba cansado de poseer la originalidad que Dios le había dado.
El error de los israelitas se sigue repitiendo en el actual pueblo de Dios, cuando se imita a «todas las naciones» en la manera de hablar, en las diversiones, en la forma de vestir y en la música que se escucha.
Jesús, el Hijo de Dios, es el mejor y el único modelo que los cristianos debemos imitar. No hay otro. Él es el modelo perfecto, sin tacha y que además tiene el poder de transformar las vidas de quienes lo imitan. Jesús es el máximo ejemplo de oración. Las Escrituras registran: «Fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios» (Luc. 6:12). Jesús es el máximo ejemplo de perdón. Mientras estaba siendo crucificado exclamó: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Luc. 23:34). Jesús es el mejor ejemplo en el uso del vocabulario. Cuando los alguaciles fueron a prenderlo, volvieron con el informe: «¡Nunca antes alguien ha hablado como este hombre!» (Juan 7: 46). Jesús es el modelo perfecto de sabiduría de las Escrituras. Ante cada tentación respondió: «Escrito está» (Mat. 4: 4). Jesús es el mejor modelo de santidad. Durante toda su vida soportó las más cruentas tentaciones, «aunque sin pecado» (Heb. 4: 15). Jesús es el máximo ejemplo de humildad. Siendo el creador del universo y de nuestro mundo, no tenía casa propia ni «dónde recostar su cabeza» (Mat. 8:20). Jesús es el mejor ejemplo de compasión. Al estar solos con la mujer adúltera, en vez de reprochar su pecado, le dijo: «Ni yo te condeno, vete y no peques más» (Juan 8: 11). Jesús es el máximo ejemplo de amor. Juan, casi sin encontrar las palabras adecuadas, escribió: «Él nos amó; con su sangre nos lavó de nuestros pecados» (Apoc. 1:5).
No dejes que tu vida se marchite imitando a modelos tan efímeros como el vapor. Imita a Jesús. Él fue y siempre será el mejor modelo para tu felicidad.
Ejemplos y enseñanzas de grandes líderes.