Regresar

¿Sueles tomar venganza?

Play/Pause Stop
A mí me corresponde tomar venganza; ¡en su momento caerán, y les daré su merecido! Ya se acerca el día de su aflicción; ¡pronto viene lo que les tengo preparado! (Deuteronomio 32:35).

¿ERES DE AQUELLOS QUE SUELEN VENGARSE ANTE UN AGRAVIO? ¿Tomas represalias cuando te ofenden o te hieren? El sentido de equidad que todos llevamos dentro muchas veces busca la manera de compensar el daño recibido, haciendo justicia por mano propia.

Tristemente eso es lo que pasó en El Egido (España) después que dos hombres y una mujer españoles fueran asesinados por inmigrantes. La reacción pública fue tan fuerte que desató una ola de violencia pública antiinmigrantes. «Dicha violencia se manifestó en ataques a grupos inmigrantes y edificios de ONG que los ayudan. Muchas propiedades pertenecientes a extranjeros de origen marroquí fueron totalmente destruidas, concretamente quemadas, y con ellas las escasas pertenencias de sus moradores, sus apreciados documentos y sus ahorros. Muchos se vieron obligados a buscar refugio en cualquier lugar, incluso en comisarías. Un inmigrante casado con una española debió permanecer los dos días encerrado en su casa recibiendo constantes provocaciones a través de la puerta por parte de los españoles que lo azuzaban por ser "moro" [...] La ciudad volvió a la calma relativa el día 10. Sin embargo, muchos marroquíes no pudieron enviar a sus niños al colegio por miedo a ataques y aquellos que fueron, sufrieron presiones y discriminación» (Cristina Civale, Esclavos, p. 48).

El consejo divino dado a través de Moisés procura frenar el deseo de justicia por mano propia y recordar que el Dios eterno es un Dios de justicia. Es decir, él ve el agravio que sufren sus hijos y no es indiferente a los ultrajes que podamos recibir. Pero, por un lado Dios nos pide que amemos a nuestros enemigos y oremos por ellos (Mat. 5:44) y por otro lado nos recuerda: «Mía es la venganza, yo pagaré» (Rom. 12: 19). Por eso Dios no autoriza al hombre buscar compensaciones, más allá de las que puedan administrar los jueces que están puestos por Dios (Rom. 13:4).

De acuerdo a lo dicho, si te sentiste afectado por una injusticia o por un agravio, ora por esa persona y pídele al Padre celestial que su amor invada tu corazón. No permitas que los impulsos pecaminosos tomen control de tu vida tomando venganza por mano propia.

Pero si te encuentras entre aquellos que ofendiste o dañaste a otra persona, con humildad, pídele perdón a ella y a Dios. Busca alguna forma de restituir el daño. Este tipo de proceder restablece las relaciones humanas y cuenta con la bendición divina.

Ejemplos y enseñanzas de grandes líderes.

Matutina para Android