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Saber escuchar.

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El rey les habló con dureza, pues no hizo caso del consejo de los ancianos (1 Reyes 12: 13).

SALOMÓN FUE EL ÚLTIMO REY que gobernó sobre las doce tribus de Israel. El capítulo 10 del primer libro de Reyes, menciona la opulencia y prosperidad que gozó su gobierno mientras estuvo tomado de la mano de Dios. La apostasía hacia el final de su vida, trajo como resultado la aparición de adversarios a su régimen y la consecuente fractura económica.

Luego de la muerte de Salomón, su hijo Roboam pretendió continuar con la monarquía sobre todas las tribus. Este joven, sumamente inexperto en cuestiones de liderazgo, no poseía la sabiduría de su padre ni tampoco comprendía las necesidades de su pueblo. Trasladarse a Siquem para ser coronado rey, dejando Jerusalén, la ciudad de su abuelo David, muestra a las claras la corta visión que tuvo al no precaverse que el pueblo tomaría una actitud desafiante. Allí, las tribus del norte, pidieron una disminución en los impuestos que habían tenido que aportar para mantener los lujos y las extravagancias de Salomón.

Antes de dar respuesta, Roboam acudió a dos fuentes distintas: «Los ancianos que cuando Salomón vivía habían estado a su servicio» (1 Rey. 12:6) y a los «jóvenes que habían crecido con él» (vers. 8). «Aparentemente había una división dentro de la casa o burocracia real entre los hombres "nuevos" y " viejos" (es decir, los que habían sido elevados recientemente al cargo de consejero del rey y los que tenían años de servicio). Los "ancianos" representarían a los que habían tenido cargos en la época de Salomón. Podrían haber sido de la familia real [...] o de la administración pública. Los nuevos probablemente eran los primos y medios hermanos del propio Roboam que eran sus coetáneos» (J. Walton, V. Matthews y M. Chavalas, Comentario del contexto cultural de la Biblia: Antiguo Testamento, p. 481).

Contra toda lógica, Roboam ignoró el consejo de los hombres de experiencia y escuchó a aquellos que eran tan inexpertos como él. El triste resultado fue que las diez tribus del Norte hicieron rey a Jeroboam y solo Judá y Benjamín apoyaron a Roboam. Nunca más, en toda la historia israelita, las 12 tribus volvieron a unificarse.

La amarga vivencia de Roboam debiera ayudarnos a los hijos de Dios para saber escuchar a aquellos que Dios pone a nuestro lado. ¡Cuántos errores se podrían evitar si atendiéramos el consejo de los que tienen experiencia! Pero no solo las personas sabias pueden aconsejarnos, ya que los cristianos poseemos una consejera infalible: la Biblia. Cada exhortación, cada consejo y cada advertencia está inspirada por Uno que nunca erró ni fallará jamás: nuestro buen Dios.

Ejemplos y enseñanzas de los reyes.

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