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Hijos que amen y sirvan a Dios

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Me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que habita en ti también (2 Timoteo 1:5).

TODO PADRE CRISTIANO tiene el deseo de que sus hijos amen a Dios y le sirvan de corazón. Materializar ese deseo no es fácil. Hay una siembra que debe efectuarse en el corazón del niño, todo el día, todos los días. El estudio de la Biblia, una vida activa de oración y la asistencia familiar a la iglesia contribuirán enormemente para que los hijos acepten la fe de sus padres.

Entre las mujeres piadosas que vivieron en tiempos del apóstol Pablo se encuentran Loida y Eunice. Loida realizó un trabajo meticuloso para que su hija heredara su fe y luego, Eunice, aplicó los principios recibidos de su madre para que Timoteo fuera un creyente sincero y dedicara su vida al servicio del evangelio.

En la actualidad también hay madres y padres que luchan incansablemente para que sus hijos sean cristianos y se dediquen por completo al servicio activo en la ganancia de almas. Una de ellas es Nola Warren. De manera particular, ella narra la importancia de luchar en oración para que el enemigo no gane la batalla. «Yo creo que la razón que el diablo arma una guerra tan grande para tomar a nuestros hijos es porque él sabe muy bien que Dios tiene cosas grandes planeadas para sus vidas [...] y quiere que la vida de tu hijo toque la vida de otras personas en su alrededor. No es cualquier lucha. Es una lucha hasta la muerte. Nunca te rindas a la idea de que "mis hijos no van a servir a Dios". Sigue luchando» (La siguiente generación, p. 137).

¡Qué necesidad tiene la sociedad actual de hombres y mujeres que amen y sirvan a Dios! En todos los ramos laborales, el Señor desea que los ingenieros muestren calidez cristiana ante los técnicos que están bajo su liderazgo; los médicos atiendan a los pacientes con preocupación y amabilidad; los albañiles hagan su trabajo de forma prolija y ordenada; los comerciantes realicen los negocios de manera honesta y confiable; los docentes impartan conocimiento profesional como también el que conduce al cielo; los psicólogos enaltezcan la fe como método curativo para sanar las heridas del alma; los periodistas transmitan solo la verdad a través de los medios.

Cada padre y madre cristiano tiene el deber de lograr en sus hijos hombres y mujeres de bien. La fe en Jesús, la oración intercesora y un estilo de vida consecuente, lograrán alcanzar los resultados deseados.

Ejemplos y enseñanzas de hijas de Dios.

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