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Resolviendo diferencias

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Ruego a Evodia y a Síntique, que se pongan de acuerdo en el Señor (Filipenses 4:2).

¿QUIÉN NO HA TENIDO ALGUNA DISCUSIÓN o pelea con otra persona? Por lo general, todos o casi todos, en algún momento nos hemos enfrentado con alguien que tenía una opinión diferente a la nuestra y que de alguna manera esa opinión contraria nos hizo sentir agraviados.

En una de las iglesias que Pablo pastoreaba, hubo dos mujeres que trabajaron a su lado para la expansión del evangelio en Filipos. Pero en cierto momento, Evodia y Síntique tuvieron tal desacuerdo que llegaron a enemistarse seriamente. Ignoramos, ya que la Biblia no da detalles, cuál haya sido la causa del problema, pero si sabemos que Pablo no estaba feliz por esta división y les ruega a ambas «que se pongan de acuerdo en el Señor».

«Estas mujeres merecían ser ayudadas. Eran, después de todo, mujeres nobles, mujeres de corazón. Bien recuerda el apóstol los días en que lucharon juntamente con él [...] contra un enemigo común en la causa del evangelio. Ellas trabajaron y se afanaron con ardor, no solamente con Pablo, mas también, dice el apóstol, junto con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres (están) en el libro de la vida» (William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: Filipenses, p. 214). El deseo de Pablo para Evodia y Síntique es el mismo que tiene el Señor para con sus hijos que están enemistados.

Ahora, abordemos el tema de los desacuerdos desde dos ángulos distintos. El primero, si eres uno de aquellos que está enemistado con un hermano en la fe, tienes que orar y hacer lo posible para reconciliarte con él. Recuerda que en el reino de los cielos no habrá lugar para los enemistados y rencorosos. Esta vida es la oportunidad que tenemos para limar las asperezas del carácter y aprender a relacionarnos en paz con quienes nos rodean.

El segundo aspecto, si eres testigo de un desacuerdo entre dos hermanos, toma la actitud del gran apóstol. Él las amaba a ambas y les ruega para que se reconcilien y vuelvan a estar unidas. Igualmente, tú debes procurar que las partes enemistadas vuelvan a estar en paz. Al hacer esto, de tu parte debes evitar el tomar partido por alguno y jamás realizar algún comentario que «avive» el fuego de la enemistad.

Que Dios te bendiga a lo largo de todo este día para que puedas estar en paz con tus semejantes y con tu Creador.

Ejemplos y enseñanzas de hijas de Dios.

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