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Expresando el amor

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¡Hermosa eres tú, amiga mía! ¡Hermosa eres tú, y tus ojos son dos palomas! (Cantares 1: 15).

AL CREAR AL SER HUMANO, Dios lo dotó con el talento excepcional del habla para expresarse y comunicarse con el medio que lo rodea. Luego de la entrada del pecado, todo lo bello dado por Dios al hombre fue estropeado y el habla no fue la excepción. Hasta el día de hoy, a través de las palabras es posible animar, exaltar y confortar a quien escucha, y también es posible humillar, acusar y entristecer.

El famoso psicólogo clínico George Weinberg, después de años tratando a parejas con problemas emocionales, le aconseja a las damas que están iniciando una relación sentimental: «El primer compromiso que necesitas de tu hombre es gigante, pero no le costará nada, excepto tal vez algo de vergüenza. Es un compromiso del que no puedes prescindir. Es el compromiso de las palabras. Por difícil que pueda resultarle, tu hombre debe utilizar términos cariñosos: decirte cosas que te hagan sentir especial. Necesita decirte lo que piensa sobre ti y, al cabo de un tiempo, debe decirte que te quiere. Tiene que hacerlo por su propio bien (además de por el tuyo), porque a través de ese mismo acto comprenderá y sentirá lo especial que eres» (¿Por qué los hombres no se comprometen?, p. 132).

¡Qué importante que son las palabras! El sabio Salomón sabía muy bien el valor que poseen en una relación amorosa, y es por eso que a lo largo del Cantar de los Cantares en las Escrituras, tanto él como su esposa, muestran con palabras cariñosas la belleza de su amor.

También hoy es posible embellecer la atmósfera diaria del hogar si los integrantes de la familia utilizan palabras afectuosas y tiernas. ¿Cuántas veces les has dicho a tus hijos cuánto los amas? ¿Le dijiste a tu cónyuge lo importante que es para ti y el valor que tiene en tu vida? ¿Llamaste a tus padres diciéndoles que su cariño es valioso y que aprecias la educación que te dieron?

Este día puede ser diferente y especial, tanto para ti como para los que te rodean, si le permites al Espíritu Santo que dirija tu hablar. «La verdad que sostenemos es del Cielo y cuando esa religión encuentra alojamiento en el corazón, comienza a refinar y purificar; porque la religión de Jesucristo nunca hace que un hombre sea áspero y rudo [...] lo hace cortés, bondadoso, afectuoso y puro; quita el corazón duro, su egoísmo y su amor al mundo, y lo purifica del orgullo y de la ambición impía» (Elena G. White, Selected Testimonies, t. 1, p. 66).

Ejemplos y enseñanzas de cantores y poetas.

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