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Equilibrio

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Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des pobreza ni riquezas. Dame solo el pan necesario, no sea que, una vez satisfecho, te niegue y diga: «¿Y quién es el Señor?» O que, por ser pobre, llegue yo a robar y ofenda el nombre de mi Dios (Proverbios 30:8-9).

ES MUY POCO LO QUE LAS ESCRITURAS REVELAN ACERCA DE AGUR. Sabemos que fue hijo de Jaqué y que el capítulo 30 de Proverbios es de su autoría. Pero aunque ignoramos todo lo relacionado con su vida, sus palabras de inspiración divina son un verdadero legado para la humanidad.

La oración formulada por Agur y que son los versículos introductorios del día de hoy, no parecen estar en sintonía con una sociedad que idolatra los bienes materiales. Actualmente hay programas televisivos que muestran los bienes, el lujo y la ostentación de aquellos ricos que sobresalen a nivel mundial. Hombres y mujeres que amasaron fortunas, viven en casas con decenas de habitaciones, con una cantidad considerable de empleados, vacacionando todo el año y dándose gustos exóticos y extravagantes.

Por otra parte, hay familias enteras que quedaron divididas por causa del dinero. Al morir un familiar que dejó una considerable herencia, familiares y abogados luchan y reclaman lo que cada uno considera «que le pertenece». Tristemente no siempre se llega a un acuerdo y hermanos, primos y toda suerte de allegados sanguíneos, quedan enemistados de por vida porque mostraron que el dinero es lo más importante.

También están aquellos que rompen las leyes sociales y de su propia conciencia para obtener riquezas y bienes económicos. ¿Cómo es posible que haya personas que se enriquecen vendiendo drogas y sustancias que destruyen a miles de adolescentes y jóvenes? ¿Cómo pueden dormir aquellos empresarios que estafan a centenares de obreros declarándose en quiebra y así evitan pagar las mensualidades que esos obreros ganaron con trabajo? ¿Hasta dónde llega el egoísmo, que muchos gobernantes se enriquecen a costa de sobornos y licitaciones fraudulentas, mientras el pueblo que los votó vive en la pobreza?

¡Qué oportunas son las palabras de Agur para estos tiempos! Por eso, es importante que cada hijo de Dios muestre con su ejemplo que vive en honestidad, amando a su familia y a su prójimo por encima del dinero y que considera verdaderos tesoros los que se acumulan en el banco celestial (Mat. 6: 19-20). Dios no desea que sus hijos vivan en una pobreza desesperante, ni tampoco que idolatren las riquezas, el equilibrio de Agur debiera ser la oración de cada seguidor de Jesús.

Ejemplos y enseñanzas de personajes secundarios.

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