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El Carácter Sagrado de la Vida Humana

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«Jesús le dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14:6, RV95).

Los bebés humanos son las criaturas más preciosas de toda la creación de Dios. Nacen con mucho dolor, son totalmente indefensos, nos causan días increíblemente ocupados y muchas noches de insomnio, y sin embargo los amamos con la ternura que Dios pone en nuestros cálidos corazones. Los pequeños ojos que nos miran mientras comen, el olor de la piel suave de un bebé, los gritos lastimeros cuando tienen miedo, hambre o se sienten solos, nos recuerdan la fragilidad de las criaturas. Desgraciadamente, las vidas que Dios regala tan milagrosamente, a menudo se apagan antes de tiempo. Llamamos a este procedimiento aborto, y debe de causar a nuestro Padre celestial un dolor inconmensurable.

En este día de 1973, la Corte Suprema de los Estados Unidos tomó la decisión de que era legal abortar a los bebés no nacidos. ¡Qué tragedia tan horrible! Desde entonces, se estima que los médicos de los Estados Unidos han realizado casi 60 millones de abortos. Eso es alrededor de 1.3 millones al año, o aproximadamente 3,500 al día. El 86% de los abortos se realizan a madres solteras y el 10% a adolescentes. Desgraciadamente, aproximadamente el 30% de los abortos se los realizan mujeres que ganan muy poco dinero. En muchos casos, probablemente

den permitirse todos los gastos que implica mantener a un bebé. Pero una de las estadísticas más tristes es que más del 90% de los abortos se producen por razones sociales: se verá mal que la familia tenga el bebé, el bebé requerirá demasiado tiempo, o la joven no quiere renunciar a su carrera.

Es increíble que en un país que dice valorar tanto la vida se permita que ocurra esto, y no se defienda a los bebés no nacidos. En tiempos pasados, las muertes infantiles eran un hecho común. Todavía en 1900, uno de cada cuatro bebés moría por complicaciones en el parto o por una infección durante o después del parto. Y antes de los diez años, otro niño de cada cuatro moría por otras enfermedades mortales de la época. Hoy esas cifras son mucho, mucho más bajas. Ahora solo uno de cada cien bebés muere al nacer. Pero aquí estamos hablando de una nación próspera y médicamente desarrollada, que ha reducido la tasa de mortalidad de 25 bebés de cada 100 a 1 de cada 100, y sin embargo la muerte por aborto es más común que nunca.

Jesús dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Él es nuestra única fuente de esperanza y paz en este mundo pecador. ¿Por qué no te comprometes hoy a proteger el carácter sagrado de la vida humana?

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