|
Billy Sunday, un famoso jugador de béisbol, creció en la penuria y la pobreza. Cuando tenía doce años, él y su hermano mayor fueron enviados a vivir al Orfanato del Soldado, en lowa. Pero Bill odiaba el orfanato y se escapó para trabajar como mozo de cuadra cuidando ponis. Cuando finalmente tuvo la oportunidad de ir a la escuela, aprendió a jugar al béisbol. En aquella época no era un gran bateador, pero podía correr como un rayo, lo que hacía que sus robos de bases fueran entretenidos para el público. Entonces, un cazatalentos vio jugar a Billy y lo fichó para los White Stockings de Chicago (ahora los Cubs de Chicago). Billy era tan rápido que fue declarado campeón de velocidad de la Liga. Jugó ocho años en tres equipos profesionales: los White Stockings de Chicago, los Alleghenys de Pittsburgh y los Phillies de Filadelfia.
En 1887, después de una noche de copas con sus compañeros de equipo, Billy asistió a un culto en la Pacific Garden Mission de Chicago. Poco después aceptó a Jesús como su Salvador y se convirtió en un cristiano nacido de nuevo. El 25 de marzo de 1890 dejó su carrera en el béisbol y pronto se hizo aún más famoso como evangelista. Billy fue uno de los primeros grandes predicadores en hablar en un nuevo invento llamado «radio». Aprovechó su experiencia en el béisbol, su lenguaje argumentativo y su personalidad extrovertida para convertirse en el evangelista más popular de su tiempo. Se estima que predicó su mensaje de «fuego y azufre» a millones de personas en sus campañas de evangelización en carpas, con el cual se convirtieron más de 300,000 personas.
No hace falta ser evangelista para ayudar a la gente a convertirse a Dios. Dios no quiere un planeta lleno de evangelistas. Él quiere a gente con o sin estudios, profesores universitarios, plomeros, asistentes administrativos, líderes en distintos cargos, conserjes o programadores de computadoras que muestren un interés sincero en el bienestar de la gente que los rodea. Si se lo permites, él puede usarte para animar a estas preciosas almas y llevarlas a Jesús.
Al igual que el caso de Billy Sunday, Dios tiene grandes planes para ti y te guiará por su Palabra, por el pensamiento y por la oración hacia la carrera en la que puedes hacer el mayor impacto para él.