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SECRETOS DEL ÉXITO II

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"EL SEÑOR HA BUSCADO PARA SÍ UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZÓN" (1 SAMUEL 13:14 P.P.).

Ayer comenzamos a ver cuál fue la armadura espiritual de la que se apropió David, ese jovencito valiente, para enfrentar al gigante. Y cómo llegó a ser un hombre según el corazón de Dios y el más grande rey de Israel.

Siempre podemos ir más allá de lo que otros piensen de nosotros. Recuerda que David ni siquiera estaba en la lista de Isaí cuando vino Samuel a ungir al futuro rey. Siempre podemos ir más allá de los Saúles que quieren limitar nuestras posibilidades. Siempre podemos ir más allá de nuestros Goliat, esos gigantes que quieren atemorizarnos.

Pero nos faltan cuatro secretos para obtener el éxito como lo obtuvo David. ¿Los descubrimos?

1. El rey Saúl le quiere poner su armadura a David. Respetuosamente David accede a ponérsela; al fin, Saúl era el rey. Pero probó andar y no podía. Así que se la quitó. Siempre me pregunté si Saúl le puso la armadura para animarlo o para desanimarlo. Si la armadura era tan importante ¿por qué no la usó él como rey y salió a la batalla?

2. David fue a elegir cinco piedras lisas. ¿Alguna vez jugaste al “sapito” en un lago? Tirar la piedra y formar ondas en el agua ¡es muy divertido! Pero ojo, no cualquier piedra sirve. Debe ser la adecuada. Lisa. Justo la que necesitaba David para su honda. Encontrar una le habrá llevado tiempo. ¡lmagínate cinco! David no salió sin preparación y sin planificación. Se tomó el tiempo necesario. Cuando vayas a enfrentar un desafío, no lo hagas sin pensar, improvisando. Prepárate. Ora Lee la Biblia y encomiéndate a Dios.

3. Cuando el filisteo vio a David, dice el versículo 42 que le tuvo por poco, lo menospreció. Eso no afectó a David porque su seguridad y su autoestima estaban centradas en Dios, no en lo que alguien pudiese decir. Y lo enfrentó en el nombre de Jehová de los ejércitos.

4. ¡Y llegamos al último secreto! Dice el versículo 48 que David corrió hacia Goliat; no vacilo, no dudó, no espero... fue diligente. Me encanta esta palabra. Mi madre siempre me decía: “Nunca dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. No hay que dilatar hacer lo que es debido.

Y así venció David. Estos son sus secretos. Vence tú también tus gigantes en el nombre del Señor. ¡Amén! Mirta

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