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¿HAS VISTO UN PEZ que con el tiempo cambie de color y de forma? El pez murciélago de cara roja lo hace. Cuando está joven es de color negro con aletas dorsales grandes y alargadas, y tiene una cola pequeña. El contorno de todo su cuerpo tiene una línea naranja que lo hace muy vistoso. Cuando nada, lo hace moviendo sus aletas y su cola de manera ondulante. A simple vista parece ser un ave en vuelo.
Cuando es adulto cambia su aspecto. Su cuerpo se vuelve ovalado y su color se torna gris, con una raya negra vertical que atraviesa su ojo y otra que atraviesa la aleta pectoral. Sus aletas son cortas y amarillas. El pez sabe que dejó de ser joven.
Amiguito, un día crecerás y te convertirás en un adulto. Tu aspecto físico cambiará y tal vez no te sientas tan atractivo como antes, pero nunca olvides que la verdadera belleza la da Jesús. Cultiva cada día los principios eternos que hay en su Palabra y los frutos de su Espíritu se harán visibles en tu vida.
Recuerda que, si invitas a Jesús a permanecer contigo, él te hará florecer y te dará de su belleza.
Oremos: «Gracias, Jesús, porque al caminar contigo tu belleza se refleja en mi vida. Amén».