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¿QUÉ VIENE A TU MENTE cuando piensas en un cocodrilo? Seguramente sus dientes afilados, piel áspera, gran cola, etc. Todo esto es cierto, pero ¿qué pensarías si te digo que las mamás cocodrilo son tiernas? ¿No lo crees? Cuando sus crías salen del huevo, deben llegar al agua para protegerse de algún depredador. Entonces la mamá los transporta suavemente entre sus dientes, que les sirven de cinturón de seguridad para que no se caigan y así lleguen seguros al agua. ¿Te imaginas a más de diez crías en
la boca de este reptil? ¡Qué miedo! Pero a ellos no les atemoriza. Se sienten seguros estando con su mamá.
¿Alguna vez has tenido miedo, pero como estás con tus papás te sientes seguro? Así sucede a los que confían en Dios. Un día
Eliseo se vio rodeado del ejército sirio. Oró a Dios para que Giezi, su siervo, pudiera ver el gran ejército y los carros de fuego que estaban de su lado. Cuando los sirios estuvieron cerca, Eliseo volvió a orar para que Dios los hiciera ciegos, conduciéndolos hasta la ciudad; adentro, el profeta oro para que pudieran ver. El rey de Israel les dio comida y bebida. Regresaron con su rey sin ningún contratiempo y no volvieron a invadir el territorio israelita.
¿Te das cuenta de que, si Jesús está contigo, no hay por qué tener miedo? Él te cuida y te protege, aunque todo a tu alrededor se vea peligroso.
Oremos: «Querido Jesús, dame la seguridad de que siempre estás conmigo. Amén».