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¿ALGUNA VEZ TE HA DESPERTADO el cri, cri de un grillito? Pareciera que estuviera cantando, pero no es así. Ese sonido es producido por medio de sus alas y sus patas traseras. Los grillitos lo emiten para señalar su territorio, para ahuyentar a otro macho y para conseguir una esposa. Lo que más llama la atención es que, aunque estén juntos, los grillitos toman turnos para producirlo; es como si estuvieran cantando en un coro o tocando en una orquesta, ¡asombroso! ¿Verdad?
Hace mucho tiempo, un coro celestial apareció en el cielo cantando las buenas nuevas de que Jesús, el Salvador del mundo, había nacido. ¡Fue un canto espectacular, que llenó el cielo de resplandor y el aire con notas afinadas y dulces! Los pastores quedaron impresionados al ver y escuchar tan maravilloso anuncio, ¡nunca antes visto! Así que fueron corriendo hasta Belén a ver al niño y, tal como el ángel lo anunció, lo encontraron envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Los pastores regresaron de ver al niño alabando a Dios.
¿Te gusta alabar a Jesús? Puedes hacerlo por medio de tu voz, al entonar himnos a su nombre o ejecutando un instrumento. Alabar a Dios es un alto privilegio, más cuando lo hacemos en orden y con un corazón lleno de amor y agradecimiento hacia él.
Oremos: «Querido Jesús, gracias por recibir nuestros cantos. Queremos alabarte por siempre. Amén».