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Un hogar maravilloso

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Tu Biblia dice: «En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir». Juan 14:2

¿TE GUSTARÍA LLEVAR tu casa a todos lados, para que pudieras sacar al instante cualquier cosa que necesites? Por un tiempo sería divertido, pero tal vez te canse cargarla. Hoy te hablaré de un ser vivo que lleva su casita a dondequiera que va.

Existen varias características que distinguen al caracol; por ejemplo, se desplaza, ¡con el estómago! Va dejando huellas de baba, la cual le permite pegarse al suelo. Tiene cuatro cuernos: en los más largos tiene sus ojos y los otros dos cortos le sirven para escuchar y sentir. Lo que más llama la atención es su caparazón duro y en forma de espiral. Ellos ya nacen con este caparazón, pero al principio es suave y, conforme va creciendo, se va endureciendo; por eso debe consumir alimentos que contengan calcio.

Un caracol no podría vivir sin su caparazón, pues es su escondite perfecto para los días calurosos y fríos; además, le sirve como defensa contra sus depredadores. Un día, Jesús hizo una promesa maravillosa a sus discípulos, diciéndoles que confiaran en él, porque se iba a ir con su Padre para prepararles una casa y, cuando ya estuviera lista, regresaría por ellos. Esa misma promesa nos la da Jesús a nosotros. Viviremos felices por siempre a su lado. ¡Nunca la olvides porque es verdad!

Oremos: «Querido Jesús, muchas gracias por prepararme con tanto amor un lugar para mí y mi familia. Amén».

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