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EL LUNES QUE FUIMOS A LA ESCUELA, mi primo contó a todos lo que le había pasado en la mano y la profesora se acercó para ver. Ante la curiosidad de los estudiantes, miss Lupita dijo que esos gusanos realmente eran orugas que se convertirían en polillas, una especie de mariposas. Nos contó que en su patio tenía algunas y las traería para que viéramos cómo se transformaban.
Al día siguiente, todos llegamos al salón, contentos como de costumbre, para ver a esos gusanos que tanto daño le habían hecho a mi primo. La profesora traía tres gusanos en una cajita llena de hoyitos. Adentro había hojitas, algunas con gotitas de agua, para que los gusanos no murieran. Pasaron algunos días y, cuando observamos la cajita, dos azotadores ya estaban envueltos y pegados en la caja, en forma de capullo. Aún faltaba uno, pero en un par de días se envolvió.
Todos en el salón estábamos emocionados de lo que sucedería y ansiosos de comprobar lo que miss Lupita nos había contado. Pasaron las semanas y, de repente, vimos que algo raspaba en la caja. Le dijimos a miss Lupita y, al destaparla, ¡la mariposa salió volando! Todos aplaudimos contentos de verla con sus colores beige con café. Voló hasta que salió del salón y todos salimos a ver cómo se iba alejando.
Miss Lupita nos contó una historia de la Biblia muy linda, que mañana te contaré.
Oremos: «Gracias, Jesús, por tu creación maravillosa. Amén».