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CHARITO SE SENTÍA MUY MAL. Le dolían la cabeza, los huesos y el estómago. No sabía lo que le pasaba. Su mamá le daba los medicamentos que el doctor le había recetado, pero parecía que no le hacían efecto. Un día, cuando se sentía peor, escuchó una hermosa melodía en forma de silbidos. Charito levantó la cabeza y prestó atención a esa música. Al día siguiente, la misma tonada era silbada por alguien a quien no podía ver. Cuando Charito escuchaba esa melodía, parecía que su cuerpo recobraba vida, se mantenía en paz y el día se volvía alegre.
Poco a poco, fue recuperándose de la enfermedad, y quiso conocer a quien silbaba. Para su sorpresa, era un cardenal rojo, cuyos cantos le ayudaron a recobrar su sanidad. Los cantos del cardenal rojo son tan armoniosos y fuertes, que pareciera que una flauta se estuviera tocando.
La Biblia menciona que una buena actitud ante una enfermedad te ayuda a salir más rápido de ella, mientras que un espíritu triste te debilita más. Cuando el rey Saúl se sentía mal, David tocaba su arpa, de manera que la música hacía que se sintiera mejor y con tranquilidad.
Cuando te sientas enfermo o triste, escucha tu cantito favorito. Eso te traerá alegría que será una buena medicina para ti.
Oremos: «Jesús, ayúdame a tener siempre un corazón alegre. Amén».