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CARMITA Y LAS DEMÁS NIÑAS de la carpa se levantaron temprano para irse a bañar a una laguna cercana. Aún estaba oscuro y caminaban por la vereda cuando escucharon unos gritos y aullidos. Voltearon a todas partes para saber quién hacía semejante escándalo. Una de las niñas miró hacia arriba y dijo: «Miren!». Todas voltearon a ver y se dieron cuenta de que eran unos monos. Sin pensar, corrieron sin parar hasta el campamento. -¿Qué sucedió? —preguntó el director a la consejera.
Ella explicó lo sucedido. El director aclaró que esos monitos se llamaban saraguatos o monos aulladores. Cuando se sienten amenazados o invaden su territorio, lo defienden aullando, haciendo ruidos muy fuertes, jalando las ramas de los árboles y hasta son capaces de orinar sobre quien los moleste.
En la Biblia, se menciona que los israelitas conquistaron una ciudad de forma diferente a los saraguatos. ¡En silencio! ¿Quieres saber cómo lo hicieron? Presta mucha atención. Dios le dijo a Josué que durante siete días el pueblo daría una vuelta a la ciudad en silencio. Pero el séptimo día darían siete vueltas y, en la última, las trompetas sonarían y todo el pueblo gritaría a gran voz. Entonces las murallas fueron derrumbadas y el pueblo tomó la ciudad.
Amiguito, cuando tengas ganas de levantar la voz para defenderte, recuerda a los saraguatos y mejor mantente en calma. Con gritos o berrinches no se ganan las cosas, sino con un espíritu apacible que Jesús nos da para dialogar.
Oremos: «Querido Jesús, ayúdame a hablar con tranquilidad. Amén».