Una lengua poderosa

HAGAMOS un experimento: saca tu lengua y trata de levantar una galleta; sostenla y cuenta hasta cinco, ¿pudiste hacerlo? Ahora, sostén la mitad de una manzana; cuenta de nuevo, ¿cómo te fue? Un intento más; sostén un plátano completo, ¿pudiste? ¡Estuvo muy difícil! ¿Verdad?

Existe una ranita en Sudamérica que puede cargar con su lengua su propio peso y más. Esto se debe a que tiene una lengua con gran capacidad para adherir cualquier tamaño de alimento, como si tuviera un pegamento poderoso en ella.

A veces nuestra lengüita se parece a la de la rana sudamericana cornuda. Cuando decimos mentiritas, es como si se nos pegaran en la boca y en lugar de quitarlas van aumentando cada vez más, dañando a otras personas y también a nosotros mismos, metiéndonos en problemas de los cuales ya no podemos salir.

La próxima vez que te veas tentado a decir una mentira, pídele a Jesús que te ayude a decir la verdad, aunque te cueste mucho trabajo decirla, a pesar de que recibas consecuencias negativas para tu vida. ¡Honra a Jesús diciendo siempre la verdad!

Oremos:«Querido Jesús, ayúdame a decir siempre la verdad aunque sea muy difícil decirla. Quiero honrarte en todo momento. Amén».