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SU PALABRA NOS TRANSFORMA

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«Porque la palabra de Dios y la oración lo hacen puro». 1 Timoteo 4:5

La Sierra Nevada de Santa Marta, una pirámide mágica que se erige a tan solo treinta minutos del mar Caribe, habitada por comunidades indígenas y colonos de diferentes regiones, es zona de cultivos cafetales. Desde la Sierra se puede observar el mar en el horizonte y, detrás, un pico nevado de más de 5,000 metros de altura. Los departamentos que comparten este imponente sistema montañoso están situados en el extremo norte de Colombia donde, durante años, la preservación del medio ambiente y la producción de café han coexistido en estas zonas.

Él era un gran hacendado en aquella zona. Poseía dos grandes y hermosas fincas, dedicadas al cultivo del café. A sus fincas llegaban hombres y mujeres de todo el país que trabajaban de octubre a marzo y luego se marchaban a otras regiones del país donde también se cultiva café. Fue en uno de esos períodos de cosechas cuando vino a la finca un hombre a quien todos consideraban extraño, porque no decía vulgaridades y era muy educado y respetuoso. Aquel trabajador se levantaba muy temprano y se dedicaba a leer un libro negro de manera muy cuidadosa y reverente. Se arrodillaba unos minutos y luego salía hacía el campo de trabajo.

El hacendado encontró el libro un día en el dormitorio. Al observarlo cuidadosamente, sospechó que el comportamiento del empleado tenía mucho que ver con el contenido de ese libro negro. Leyó el título: Santa Biblia. Tomó la decisión de leerlo y devolvérselo cuando regresara para la siguiente temporada. Entonces pudo entender la costumbre que tenía ese trabajador de arrodillarse cada mañana. También pudo comprender por qué no recogía café los sábados. Después de varios meses leyendo, comenzó a arrodillarse también, declaró el sábado libre para todos los obreros de la finca, mandó a mejorar los dormitorios, mandó a construir un comedor decente y pidió que se mejorara la comida de los jornaleros. Su finca se convirtió en la más apetecida de la región para trabajar, por el buen trato que allí les daban y porque allí les pagaban mejor que en todas las demás fincas. Los empleados empezaron a llamar al patrón «el santo».

Hace un tiempo leí una frase que explica muy bien lo que sucede cuando nos exponemos a la Palabra de Dios: «Lee la Biblia y serás sabio, practícala y serás santo». Hoy, el mensaje de @Dios para ti es: «Mi Palabra tiene el poder de transformar tu vida. Léela».

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