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VIVIR TRANQUILOS

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«Mientras Salomón vivió, los habitantes de Judá e Israel, desde Dan hasta Beerseba, vivieron tranquilos, cada cual debajo de su parra y de su higuera». 1 Reyes 4:25

Los vendavales y los tornados son fenómenos devastadores. Los vendavales son ráfagas de viento muy fuertes por encima de los 60 kilómetros por hora, muy comunes durante fuertes aguaceros. Los tornados son violentos torbellinos, generalmente de corta duración, que levantan todo a su paso. Los vientos de un tornado pueden alcanzar de 100 a 450 kilómetros por hora. Podemos decir que un tornado es un fuerte vendaval en forma de embudo, con efectos catastróficos.

En una de las zonas del país afectada por un fuerte vendaval, pude ver la protección de Dios para sus hijos fieles. Los habitantes de la población no supieron reconocer las señales y no sospechaban lo que se avecinaba. Durante toda la tarde hubo un calor infernal, lo que hizo que la gente se guareciera en sus casas. Cuando empezó la noche, una brisa fría comenzó a correr por las calles, estremeciendo los árboles. El cielo estaba oscuro. Repentinamente comenzó a llover, lo que hizo que aquella pareja cristiana saliera corriendo al patio de su casa para recoger la ropa que estaba tendida. En un abrir y cerrar de ojos, los vientos comenzaron a aumentar de velocidad, arrasando todo a su paso. Los arboles caían al suelo como gigantes heridos. Los techos de las casas volaban y luego caían a gran distancia.

La pareja terminó de recoger la ropa y, cuando se dirigían a su casa, vieron, llenos de pavor, como todo el techo de su hogar se desplomaba pesadamente. La joven madre recordó a su bebé, que estaba durmiendo dentro de la casa. Cuando pudieron llegar hasta la habitación fueron testigos de un gran milagro. El caballete del techo había quedado sobre la niña, protegiéndola de las pesadas láminas de asbesto que cayeron después.

Muy a menudo malinterpretamos la promesa bíblica y creemos que la protección de Dios implica que nunca nos veremos en situaciones apremiantes. Pero nada más alejado de la realidad. Lo que la Biblia sí nos promete es que cuando los vientos recios soplen a nuestro alrededor Dios estará allí a nuestro lado. Sus ángeles no nos abandonan en el momento que más los necesitamos, sino que nos acompañan y nos brindan su protección. Hoy te invito a vivir confiado, recordando siempre el mensaje de @Dios para ti en este día: «Vive para mí y podrás vivir en paz, confiado y tranquilo sin importar lo que suceda a tu alrededor».

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