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Varicela, paperas y rubéola... Estas son algunas de las enfermedades más comunes entre los niños. Es probable que recuerdes haber tenido alguna de ellas, de niño. Y lo malo que es estar enfermo, ¿no es así? No importa la edad, sentir dolor en el cuerpo, fiebre, náuseas y tantos otros síntomas deja a cualquiera deprimido.
Para este tipo de enfermedades hay medicamentos, reposo, vacunas y una lista de otras cosas que ayudan a prevenirlas o curarlas más rápidamente. Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar que existen otros "virus" u otras "bacterias" que también pueden afectarnos? Envidia, celos, malicia, ira, mentiras, egoísmo, etcétera. ¿Qué más pondrías en esta lista? Aunque no son enfermedades, estas cosas también pueden debilitarnos. ¿Cómo podemos curarnos de esto?
JESÚS
ES EL MEJOR REMEDIO
*Sin contraindicaciones*
La Biblia está llena de relatos, de curaciones. En el versículo de hoy, vemos la historia en la que Jesús sana a un leproso. ¿Sabes qué es lepra? Es una enfermedad muy grave. Hoy se sabe que no es necesario aislar a las personas infectadas por ella, pero en la época de Jesús era muy diferente. Cualquier persona con lepra debía vivir lejos de todos. Sabiendo esto, ¿imaginas el gozo de la curación de un leproso? Eso es lo que hace Dios cuando le entregamos nuestras debilidades, nuestras "enfermedades" y nuestros problemas. No hay nada que él no pueda curar. No hay nada que él no pueda transformar.
También conocida como leprosia o leprosis.