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En un minuto respiramos entre doce y veinte veces. Lo máximo que podemos pasar sin respirar son tres minutos. Sin oxígeno, las neuronas se debilitan y mueren. Como no hay recuperación neuronal, no respirar puede provocar daños irreversibles en el organismo e incluso provocar la muerte. Por lo tanto, nunca participes en desafíos que te alienten a contener la respiración innecesariamente. Ninguna actividad o juego de este tipo es saludable y seguro.
La Biblia enseña que, después de formar cada detalle del cuerpo del primer hombre, Dios sopló en la nariz de Adán. Esto hizo que el "muñeco de arcilla" se convirtiera en una persona viva. Sin el aliento de Dios, no hay vida. Así como Dios insufló vida física en Adán, él puede insuflar su Espíritu en nosotros y darnos una vida espiritual plena y feliz. Si te sientes paralizado por los problemas, permite que Jesús ventile tu vida con amor, paz, gozo y muchas otras cosas. Oxigenado por Dios, no te sentirás inerte como un muñeco, sino que serás libre para ser verdaderamente feliz.
No participes de juegos que pongan tu vida en peligro.
¡Y Dios sopló!