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Siempre Útil

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Dios el Señor plantó un jardín en la región de Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado» (Génesis 2: 8).

¿Qué hacer cuando estás solo? Al principio Adán estuvo solo en el perfecto Jardín del Edén, aunque su soledad no significaba aburrimiento, inactividad o una oportunidad para maquinar alguna maldad. Dios lo puso en acción y le dio tareas específicas, de tal manera que el tiempo transcurría rápido para él. Siempre encontraba un gozo especial al obedecer y servir a Dios, así como la dicha de sentirse útil.

Las tareas específicas de Adán consistieron en cultivar y guardar el jardín (vers. 15), así como ponerle nombre a los animales (vers. 19). Por lo tanto, Adán fue el primero en trabajar la tierra. Ciertamente, su trabajo fue en condiciones óptimas, pues no había espinas, ni clima agobiante, ni la necesidad de un temporal de lluvia. Además, fue el primer taxónomo, ya que clasificó a los animales. ¿Por qué Dios le dio estas tareas a Adán? Después de todo, no necesitaba trabajar para tener comida. La razón es que Dios quiso que estuviera ocupado para que se sintiera útil y productivo. Después que Dios creó a Eva, ambos podían trabajar en equipo.

Algo semejante debe ocurrir contigo, Dios desea que aproveches el tiempo, que sirvas en tu hogar, en la escuela y en la iglesia con tareas específicas. No importa si estás solo o tienes hermanos, necesitas desarrollar tus habilidades, tu creatividad y utilizar tu fuerza y energía a favor de quienes te rodean, asimismo para servir a Dios. Cuando Dios le dio a Moisés las tablas de piedra con los Diez Mandamientos que él mismo escribió, destaca el cuarto mandamiento porque ordena tanto descansar como trabajar: «Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer» (Exodo 20: 9).

Actualmente, existen muchos distractores que nos tientan a permanecer inactivos, quizá, cautivados por las pantallas de los dispositivos en programas, series, películas y videojuegos; aunque la tecnología tiene su lugar y puede facilitarte tus tareas, puede convertirse en un riesgo latente que nos aparte de la realidad del ideal divino. Establece metas claras que involucren tú habilidades físicas, manuales y mentales; con la ayuda de tus padres proponte tareas específicas que te permitan ser útil; así te prepararás para el futuro y nunca te aburrirás.

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