Regresar

La Obediencia

Play/Pause Stop
Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda» (Génesis 4: 4).

La oveja de Abel era perfecta y el producto de la cosecha de Caín también. Sin embargo, antes de que Dios mirara las ofrendas, vio a las personas que las ofrecían. Vio con agrado a Abel y después miró su ofrenda, ¿por qué? Porque para Dios es más importante ver el corazón del oferente antes que la ofrenda. En el caso de Abel, su acción demostró plena obediencia a la indicación divina. Esa ofrenda conllevaba el derramamiento de la sangre y en consecuencia, muerte. Por lo tanto, Abel entendía el simbolismo del cordero. El sacrificio era una lección práctica de la futura muerte del Hijo de Dios. El autor de la carta a los Hebreos registró que Abel ofreció el sacrificio por fe (Hebreos 11: 4); fe en Jesucristo, por eso Dios lo declaró justo. Por otra parte, Caín reveló ser hijo del maligno (1 Juan 3: 12). Entonces, ¿cuál es la diferencia entre ser personas de fe o personas del maligno? ¿Será ofrecer sacrificios y evitar los frutos? ¡No! Ese no es el punto, más bien, la diferencia está entre obedecer o no a las indicaciones de Dios. Caín era religioso porque buscaba a Dios, pero a su manera; Abel era justo, pues confiaba y obedecía al Señor.

Desafortunadamente, muy pronto se manifestaron las consecuencias del error de nuestros primeros padres. La advertencia de Dios en cuanto a la enemistad entre la serpiente y la mujer (Génesis 3: 15) se mostró en aquel!, homicidio. Posteriormente, Dios le advirtió a Caín: «"¿Por qué has hecho esto? La sangre de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que yo haga justicia?"» (Génesis 4: 10). Y no solo la sangre de Abel; a lo largo de la historia, muchos fieles hijos de Dios han padecido oposición y violencia por ser obedientes a las indicaciones divinas. ¿Cuándo haría justicia Dios a Abel y a los demás mártires? Sucedió cuando Jesucristo vino a este mundo. Ahí se demostró que el problema no era Caín, sino Satanás. Entonces, la muerte de Jesús que aparentemente era una derrota, en realidad fue una victoria, ya que así Dios aplastó la cabeza de la serpiente para matarla definitivamente.

Actualmente, es importante ofrendar a Dios, pero más importante es hacerlo con un corazón agradecido; con alegre disposición; y con una vida coherente a las indicaciones reveladas en su Palabra.

Matutina para Android