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Decisiones Trascendentales

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Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán, los arameos que vivían en Padán-aram» (Génesis 25: 20).

Te pregunto: ¿En ocasiones te sientes grande y crees que puedes tomar tus propias decisiones? ¿Piensas que tus papás se entrometen cuando te dan algún consejo? Si te has sentido así, te tengo «malas noticias», pues nunca serás demasiado grande como para no escuchar consejos. Hoy quiero presentarte nuevamente a Isaac, ya no es un jovencito de catorce años, han pasado veintiséis años; ahora lo encontramos como un hombre de cuarenta. A esa edad siguió escuchando y obedeciendo el consejo de su padre Abraham.

Para que el plan de Dios prosperara (en cuanto a la formación de una nación) era muy importante que la familia que formara Isaac estuviera dispuesta a permanecer en el pacto con Dios. Por lo tanto, Isaac no debería casarse con una muchacha cananea, pues en Canaán adoraban a otros dioses. Por esta razón, Abraham le pidió enfáticamente a su siervo que hiciera un largo viaje de aproximadamente ochocientos kilómetros para buscar una esposa para Isaac. La orden era clara: la joven tenía que venir adonde estaba Isaac; él no iba a ir a vivir donde estaba ella.

Si Isaac se hubiera casado con una muchacha cananea pronto se habría olvidado de Dios y de la tierra prometida. Más bien, la chica tenía que estar dispuesta a emprender el viaje de fe junto a Isaac, tenían que caminar en la misma dirección para que prosperara su relación. Hoy nosotros nos referimos a la tierra prometida como un símbolo del cielo. Es importante que obedezcas a cualquier edad a tus padres, pues ellos quieren lo mejor para ti para que permanezcas en el camino que conduce al cielo. Salomón escribió:<No seas sabio en tu propia opinión» (Proverbios 3: 7).

¿Crees que habrá sido un problema para Isaac obedecer en este asunto tan importante, ahora que tenía cuarenta años? La respuesta es no. ¿Sabes por qué? Porque desde que Isaac era niño y adolescente ya obedecía a sus padres en deberes sencillos. Incluso, cuando tenía catorce años enfrentó la gran prueba: dejarse atar al altar por su papá. Entonces, para Isaac, obedecer en otras cuestiones no era ningún problema.

Obedece a tus padres desde hoy, así, cuando seas más grande y debas tomar decisiones trascendentales sabrás escucharlos y decidir sabiamente.

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