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Aprendiendo De La Historia

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«Yo les respondí: No se alarmen. No les tengan miedo. El Señor su Dios marcha al frente de ustedes y combatirá por ustedes, tal como vieron que lo hizo en Egipto"» (Deuteronomio 1: 29-30).

Después de cuarenta años de peregrinación, Israel se ubicó justo en la frontera de Canaán. En ese entorno, Moisés pronunció diferentes discursos de tal manera que Israel estuviera listo para la conquista. Los conceptos de los discursos se pueden dividir en tres secciones. En primer lugar: aprender de la historia; que los israelitas conocieron su pasado les evitaría repetir los errores. Recordar cómo Dios los había sostenido les daría confianza de que siempre estaría con ellos. Por otra parte, las palabras de Moisés sirvieron para afirmar su dependencia en Dios en las luchas que muy pronto sostendrían, asi como renovar el pacto. finalmente, los discursos sirvieron para recordarle al pueblo su llamamiento sagrado y el hecho de mantenerse únicos en medio de pueblos idólatras.

El primer recuerdo tiene que ver con el fracaso de la generación anterior que cuarenta años antes había tenido la oportunidad de poseer la tierra. ¿Cuál fue la razón de su fracaso? Dos actitudes opuestas y peligrosas: El temor y la altivez. Tales actitudes nos muestras posiciones extremistas; dicha conducta es peligrosa en cualquier ámbito de la vida, porque quien actúa así no da lugar a que sea Dios quien se manifieste. Muchas personas fracasan en su vida espiritual, laboral y social porque asumen posiciones radicales; para ellas solo es noche o día, frío o caliente, sin la menor posibilidad a mostrar flexibilidad.

La primera emoción que embargó a la nación fue de un temor paralizante y contagioso que reveló su nula fe. Por otra parte, cuando Dios determinó que iban a vagar por el desierto hasta completar cuarenta años, un grupo de personas pasaron del temor a la altivez y la soberbia que los llevó a desobedecer, pues determinaron ir a luchar. Moisés les advirtió la consecuencia de su proceder, pero no escucharon. En Deuteronomio 1: 43, leemos: «Yo les hice esa advertencia, pero ustedes no me hicieron caso, sino que se rebelaron contra la orden del Señor, y con aires de grandeza subieron a la región montañosa». El resultado fue desastroso. Desobedecieron dos veces, primero por su desconfianza y posteriormente por acudir sin la bendición ni la compañía del Señor.

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