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Caleb

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Te pido que me des ahora la región montañosa que el Señor me prometió. Tú sabes desde entonces que los descendientes del gigante Anac viven allí, y que tienen ciudades grandes y bien fortificadas. Pero yo espero que el Señor me acompañe y me ayude a echarlos de allí, como él lo ha dicho (Josué 14: 12).

Merece la pena esperar porque Dios siempre cumple sus promesas. Muchos pronto se desesperan y abandonan sus proyectos; incluso, hay quienes abandonan el camino de Dios. Sin embargo, Caleb nos demuestra que si es necesario esperar cuarenta y cinco años, esperemos. Después de todo, durante ese tiempo Caleb creció en el conocimiento y la dependencia de Dios de tal forma que cuando poseyó Canaán su entrega a Dios era más profunda que cuando tenía cuarenta años.

De las personas que salieron de Egipto, solo Josué y Caleb entraron a Canaán. ¿Recuerdas por qué? Porque fueron los únicos dos espías que confiaron que Dios les daría la victoria a pesar de las ciudades fortificadas y de los gigantes que ahí vivían.

Hay dos etapas de la vida cuando la gente tiende a menospreciar a los demás y pretende transmitirle el mensaje de que «no se puede» lograr lo que se proponen. Me refiero a la juventud y la ancianidad. Cuando algunos adultos ven a un joven asumiendo una responsabilidad, suelen pensar: «¿Qué nos puede enseñar este niño o joven si no tiene experiencia?». En realidad, cualquier persona que asuma con responsabilidad, preparación y fe en Dios su cometido, puede cumplir satisfactoriamente su misión. Por eso, el apóstol Pablo le escribió al joven Timoteo: «Evita que te desprecien por ser joven»; ¿Cómo? Cuando cumples con la siguiente parte: «Debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida» (1 Timoteo 4:12).

Por otra parte, Caleb nos enseña que no importa que alguien sea anciano, puede tener un espíritu emprendedor, establecer metas y alcanzarlas. Él cumplió su sueño y derrotó a los gigantes descendientes de Anac: Sesai, Ahimán y Talmai (Josué 15:14). ¿Por qué crees que Caleb permaneció con esperanza? Él mismo nos responde: «Yo me mantuve fiel a mi Dios y Señor» (Josué 14: 8).

Como cristianos esperamos un acontecimiento mejor que aquello que motivó a Caleb, pues aguardamos la segunda venida de Jesús.

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