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AOD

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Durante dieciocho años, los Israelitas tuvieron que servir a Eglón, hasta que le suplicaron al Señor y él hizo que surgiera alguien para salvarlos. ese salvador fue un zurdo llamado Ehud [Aod], hijo de guerra, de la tribu de Benjamín (Jueces 3: 14-15).

¿Qué nos enseña Aod? Que no importa el origen o la condición de la persona, en las manos de Dios siempre será un instrumento de bendición para quienes lo rodeen. Aod procedía de una tribu pequeña sin mucha influencia en las decisiones de la nación: la tribu de Benjamín. Por otra parte, en ese tiempo era considerado un personaje con una discapacidad solo por ser zurdo. Hay un dato interesante en cuanto a algunos descendientes de Benjamín. Según 1 Crónicas 12:2, algunos de ellos se distinguían porque eran ambidiestros. Eso los hacía indispensables para la guerra. Asimismo, Jueces 20 menciona que había veintiséis mil hombres de Benjamín capaces de combatir, además, setecientos zurdos con una gran destreza. «Entre todos estos hombres había setecientos zurdos que manejaban tan bien la honda que podían darle con la piedra a un cabello, sin fallar nunca» (Jueces 20:16). De vivir en nuestro tiempo, estos zurdos serían lanzadores millonarios de Grande Ligas.

¿Por qué Aod era considerado como una persona con desventaja? Seguramente porque los veintiséis mil eran diestros, los setecientos eran ambidiestros y Aod solo era zurdo. Pero esto no impidió que su fe fuera más fuerte que la de todos los demás. Después de una dura opresión de los moabitas que se prolongó durante dieciocho años, Aod tuvo el valor de cortar de tajo la humillación que padecía Israel en su propia tierra. Así que se armó más de valor que de armas; su arma era tan pequeña que la pudo esconder debajo de sus vestiduras. Además, se valió de su condición de zurdo para sacarla en el momento más inesperado y terminar con el enemigo en la persona del rey Eglón.

Solo así los israelitas tuvieron la confianza para guerrear liderados por Aod contra los moabitas. Dios quiere enseñarnos que cuando el mal aparece en nuestra vida es inútil negarlo, justificarlo o maquillarlo, lo importante es cortarlo de raíz. Jesús afirmó en el Sermón del Monte: «Así pues, si tu ojo derecho te hace caer en pecado, sácatelo y échalo lejos de ti [...] si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y échala lejos de ti» (Mateo 5: 29-30). Solo pídele a Dios que te dé valor para tomar firmes resoluciones a su favor. Deshazte de cualquier práctica o amistad que obstaculiza tu desarrollo.

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