Regresar

Barac

Play/Pause Stop
Barac persiguió a los soldados y los carros hasta Haróset-goím. Aquel día no quedó con vida ni un solo soldado del ejército de Sísara: todos murieron (Jueces 4:16).

Otra vez Israel abandonó a Dios, en consecuencia, una nueva opresión padecieron los israelitas a manos de un personaje llamado Jabín. El dominio sobre Israel se prolongó veinte años. Nuevamente, las probabilidades de que Israel superara al enemigo eran escasas, pues Sísara (comandante del ejército de Jabín) tenía lo último en tecnología de su tiempo: novecientos carros de hierro, mientras que Israel apenas contaba con un sencillo ejército de solo diez mil personas sin experiencia militar y sin armas.

Barac era el general del recién formado ejército. Barac fue comisionado por Dios para que fungiera como el juez libertador y rompiera el sometimiento de dos décadas. Por lo tanto, Débora lo llamó y le dijo: «El Señor, el Dios de Israel, te ordena lo siguiente: "Ve al monte Tabor, y reúne allí a diez mil hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón» (vers. 6). ¿Cómo se habrá sentido Barac con tal responsabilidad? Lo cierto es que fue sensato, ante tal desafío respondió a Débora con una petición: «<"Solo iré si tú vienes conmigo", contestó Barac. "Pero si tú no vienes, yo no iré"» (vers. 8).

Ante tal petición, Débora accedió. Barac no fue cobarde, más bien fue inteligente. Él sabía que la persona más espiritual y que tenía una línea abierta de comunicación con Dios era precisamente Débora. La sola presencia de ella en el campo de batalla infundiría valor y confianza a los soldados. Por otra parte, Barac sabía que ante cualquier aprieto en el campo de batalla, podía recurrir a Débora, ella consultaría a Dios y de inmediato sabría qué decisión tomar.

Haremos bien en imitar la conducta de Barac de asociarnos con personas que estén en buenos términos con Dios. Es sensato que elijas amigos que te motiven a seguir la voz divina. Posteriormente, como a Débora, alguien puede pedirte tu compañía porque reconocerá en ti a un fiel seguidor del Señor.

Barac podía aprender que la experiencia de Débora podía ser la suya también, de tal manera que si algún día ella no podía acompañarlo en una misión eso fuera un elemento secundario, pues aunque él fuera solo, podía contar con la mejor compañía, la de Dios mismo.

Matutina para Android