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RUT

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Así fue como Noemí volvió de Moab con Rut, su nuera Moabita. llegaron a Belén cuando comenzaba la cosecha de la cebada» (Rut 1: 22).

Es de admirar la fe de Rut. Sobre todo si consideramos que era extranjera, de Moab, en donde no existía el conocimiento de Dios a diferencia de Israel.

Considera por un instante el siguiente cuadro: tú no eres creyente, pero conoces a un jovencito de tu edad que sí lo es; con el tiempo llegan a convertirse en buenos amigos. En algunas ocasiones mientras jugaban y conversaban, te hablaba de Dios y de la iglesia a la que asistía. De repente, tu amigo enfrentó una serie de dificultades, primero se enfermó su papá y poco tiempo después murió; con mucha dificultad y sacrificio, la mamá se responsabilizó de la familia para que tu amigo y sus hermanos tuvieran lo necesario para subsistir y pudieran seguir estudiando. Sin embargo, ella también enfermó y murió. En consecuencia, tu amigo se desilusionó por tantos infortunios; llegó casi al punto de amargarse su existencia. Entonces, ya que no podía asistir a la escuela, un pariente cercano que vivía en otra ciudad acudió por él para apoyarlo.

En este contexto hipotético, podrías tomar dos actitudes; en primer lugar decir: qué clase de Dios será ese que mi amigo tiene, más bien, parece que no tiene Dios, pues le ha ido muy mal. Por otra parte, a pesar de todos los sinsabores por los que ha pasado, podrías pensar: me gustaría conocer más de su Dios y asistir a la iglesia que él acude.

¿Cuál sería tu actitud? En este cuadro, tú eres Rut, tu amigo(a) es Noemí y el pariente que viene a ayudar es Booz. Con esto en mente, te puede resultar un poco más sencillo entender la trama de este pequeño libro de la Biblia que lleva el nombre de Rut.

En realidad, se necesita mucho valor para seguir el ejemplo de Rut. Su decisión de ir con Noemí se dio en el contexto de los sinsabores que Noemí experimentó en corto tiempo. Cuando llegaron a Belén, Rut demostró ser una mujer con iniciativa, trabajadora y entusiasta. Al punto que cuando regresó de su trabajo con sus manos llenas de provisiones, Noemí volvió a bendecir a Dios como en mucho tiempo no lo había hecho y deseó bendiciones a la persona que trató con bondad a Rut. 

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