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Otra vez, Dios los Libró

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Todos los que estaban en el campamento y fuera de él se llenaron de miedo. Los soldados del destacamento y los grupos de guerrilleros también tuvieron miedo. Al mismo tiempo hubo un temblor de tierra, y se produjo un pánico enorme» (1 Samuel 14: 15).

Dios libró a Israel de los filisteos gracias a la valentía de Jonatán, y a pesar de la insensatez de Saúl. El rey se conformó con ver de lejos cómo su hijo los vencía en batalla. En realidad, una vez más fue Dios quien intervino creando pánico y produciendo un temblor de tal manera que Israel resultara airoso. El Señor premió la fe de Jonatán que con certeza declaró a su ayudante: «Ya que para él no es difícil darnos la victoria con mucha gente o con poca» (vers. 6).

Mientras tanto, Saúl cometió errores que revelaron su desconfianza en Dios, sus supersticiones y su aparente piedad. En primer lugar, Saúl tuvo en poco el ministerio del profeta Samuel y lo usurpó en una tarea que estaba limitada al profeta. El rey se desesperó porque Samuel no llegaba y entonces decidió sacrificar animales en holocausto (13: 8-9, 13). Más adelante y ante el desafío de la batalla, a Saúl le pareció buena idea traer el arca del pacto, como un amuleto para vencer. Aunque su plan no se concretó, Saúl demostró su irreverencia a este mueble sagrado (14: 18). Por último, tuvo la más inoportuna de las ideas al declarar un día de ayuno. Idea inadecuada porque su ejército debía estar fortalecido para la batalla. No conforme con la absurda orden de no comer, ordenó que quien comiera estaría bajo maldición; es decir, lo iba a matar.

Jonatán, quien demostró fe y valentía, y que además desconocía la orden de su padre de no comer, fue él que comió miel. Saúl demostró su «locura», pues a pesar de ser su hijo, estaba listo para destruirlo (vers. 39). Gracias a la protección de Dios y la intervención del pueblo, Saúl cambió de parecer (vers. 45).

Definitivamente, cuando un líder deja de depender de Dios, tomará las decisiones más absurdas que terminan por afectar y confundir al pueblo. El héroe de este relato es Jonatán. De ahora en adelante, la Biblia ya no tiene nada positivo que decir respecto a Saúl. Su prometedor comienzo se limita solo a un par de capítulos.

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