ASA

Asa era hijo de Abiam. Reinó cuarenta y un años en Judá. A diferencia de su padre y su abuelo. Asa se distinguió por ser un buen rey. La forma como Dios evaluaba a los reyes era respecto a si su influencia servía para acercar al pueblo a Dios o a separarlo. No cabe duda que tanto los reinos del norte como del sur tuvieron líderes con cualidades destacables. Muchos eran grandes estadistas, buenos estrategas militares, astutos para manejar las finanzas de la nación; otros se distinguieron por crear excelentes relaciones diplomáticas con otras naciones, otros más por su capacidad para desarrollar la infraestructura. Si bien todo esto es positivo, Dios veía algo más, la misma posición del rey generaba tendencia nacional; es decir, si ellos promovían el culto a Dios muchos lo iban a seguir, por otra parte, si el mismo rey era idólatra y favorecía sitios para la falsa adoración, el resultado sería que muchas personas lo imitarían.

En el caso de Asa el balance divino es bueno porque tuvo la determinación de acabar con los sodomitas del país, destruyó los ídolos y los sitios reservados para ellos. Además, le puso un alto a la reina madre Maaca (que era su abuela). Así lo registra la Escritura: «También quitó la categoría de reina madre a Maaca, su abuela, porque había mandado hacer una imagen de Asera. Asa destruyó aquella imagen, y la quemó en el arroyo Cedrón»> (1 Reyes 15:13).

El año quince del reinado de Asa fue crucial, ya que reparó el altar del Señor, lo cual indica que por algún tiempo no se había usado para su propósito (2 Crónicas 15: 8). Ese día se sacrificaron setecientos bueyes y siete mil ovejas. En esa ocasión y al sonido de las trompetas, la gente acudió para una magna asamblea. Puedes recordar que el uso de las trompetas en el pueblo de Dios no solo era con propósito militar, también se utilizaba para llamar al pueblo a buscar a Dios y renovar el pacto con él. Ese fue el caso en esta ocasión: «Luego se comprometieron solemnemente a buscar de todo corazón al Señor, el Dios de sus antepasados»                         (2 Crónicas 15:12).

Gracias a Dios que en su misericordia suscita personajes que influyen para el bienestar espiritual del pueblo. Asa fue uno de ellos.